Thursday 15 de May de 2025

PERSONAJES | 13-05-2025 08:02

Camila Sosa Villada: "El odio es una fuerza más poderosa que el amor"

Estrenó película sobre su novela y presentó, además, un nuevo libro. Sobre el cine y el poder de los directores, Tita Merello y la condescendencia disfrazada de bondad en el medio habla la talentosa y multipremiada Camila Sosa Villada.

Hace un par de años volví a comprar un libro que ya tenía, Camila Sosa Villada firmaba el prólogo y necesité llevármelo. Era una reedición de Pubis Angelical, la novela de Manuel Puig que se mete en la cabeza de dos mujeres cercadas por su propia memoria, amansadas por la enfermedad, los mandatos, la fantasía y el amor. Ese prólogo no le temía a la ferocidad que encierran las palabras, no dudaba en mostrar el cariño y la furia, la admiración y la codicia. Impúdica es la escritura y malditos los que caen rendidos bajo su embrujo, como aquel cassette de The Ring del que jamás podrán escapar.

Camila Sosa Villada, escritora argentina imprescindible, fundadora de un nuevo canon personal donde el lenguaje redescubre su animalidad, actriz encarnada y descarnada, dueña de sus tetas, de su poesía y de su éxito, novia de Sandro y de Tita. Autora de El Viaje Inútil, Las Malas, Soy Una Tonta por Quererte… Traducida a más de 25 idiomas, ganadora de premios, bestia nocturna de escenarios, ama de las Carnes Tolendas y de la voz de Gena Rowlands en el Parque Sarmiento, donde las travestis buscan aquello que quizás nunca encontrarán.

El 1 de mayo Camila Sosa Villada desafió al Día del Trabajador estrenando Tesis Sobre Una Domesticación, la película basada en su gran novela homónima dirigida por Javier Van de Couter y presentando su nuevo libro La Traición de la Lengua. Que no es la de Rita Hayworth, sino la de la memoria. Una escritora que puede destruir mundos o elevarlos con sus propias reglas, entregarse a lo que se le cante y guardarse lo que se le antoje y hacernos temblar cuando quiere, solo puede llamarse Camila Sosa Villada. Como dijo Manuel Puig, lo infinito no puede ser simple.

Camila Sosa Villada
Tapado de plumas fantasía (Pucheta Paz) y aros (Fahoma).

-¿El amor es una de las formas más crueles de domesticación?

-Sí, lo creo y lo he dicho siempre. El amor es el único afecto capaz de derribar diques anímicos, lo dijo Freud: eso hace que vos no sientas asco, miedo ni vergüenza, entonces empezás a ser domesticada. Además el deseo por el otro es absoluto, total, querés pertenecerle y que te pertenezca. ¿Te acordás de la película de Kim Ki - Duk, Primavera, Verano, Otoño Invierno y otra vez Primavera? Ahí decían que el amor despertaba el deseo de poseer y ese deseo de poseer despertaba el deseo de asesinar. Sentir y ser objeto de amor producen un efecto domesticador, te quedás sin espacio, sin territorio.

-Circulan muchas frases de taza de café tipo: “merecés lo que sueñas” o “el amor vence al odio”. ¿Es así?

-No, el odio es mucho más paciente, mucho más inteligente, produce más esplendores, como dice el poema El Odio de Wislawa Szymborska. Mirá como está antes que nosotros y se va a ir después, es una fuerza mucho más poderosa que el amor.

“Yo prefiero que vuelvan a tenerme miedo. Yo elijo ser la trava que asusta como dice Capusotto”.

-Te vi actuar por primera vez en otra película de Javier Van de Couter, Mía. Entre ese momento y el estreno de Tesis sobre una Domesticación pasaron 14 años. ¿Cómo fue este reencuentro donde ustedes ya son otros?

-Bueno, fue problemático, claro (risas). El asunto es que nadie sabía más de esta película que yo, de ese personaje, de la historia, de sus vínculos. Y eso debe ser un problema para una producción, para un director de cine, para una vestuarista, para un director de cámara. Cuando yo filmé Mía no sabía nada, no tenía idea, había salido de la cueva ahí, no sabía casi hablar castellano (risas). Ahora esta película me encuentra, no dependiendo de un trabajo ni de un director, no dependiendo de la bondad de los extraños, y eso debe haber sido un problema porque yo soy bastante jodida también. Soy difícil de maltratar y de boludear, entonces es una gran dificultad encontrarnos desde otro lugar que no sea el de la subordinación como actriz ni de la encantada con un morocho que sonríe.

-Tanto en el libro como en la película hay relaciones de mutua dominación, pensaba en cómo se da eso en un set. ¿Qué vínculo se establece entre una actriz y una figura como el director que representa el poder?

-A mí particularmente me parece que la industria del cine pone a los productores y a los directores en un pedestal. Yo también soy directora de teatro y tenía un cine en mi casa a los 6 años, como no había dinero, mi mamá le alquilaba un salón de la casa enorme en la que vivíamos a las maestras de una cooperadora y ellas organizaban un ciclo de cine todos los viernes ahí. Tengo una relación íntima con el cine desde muy chica, en algún momento pensé que los directores eran imprescindibles e incuestionables porque sabían todo y después entendí que se equivocan más de lo que una cree.

Camila Sosa Villada

-¿Para una actriz tener que hacer de actriz es un acto de canibalismo?

-Yo no quería hacer este personaje porque me parecía que no era literatura, ya pertenecía a otro orden que no era mi terreno. Y también a otro orden de lenguaje porque no era teatro, pero cuando lo convocaron al actor Alfonso Herrera dije, “ahora quiero ser la protagonista, darme unos besos con él (risas)”. Quería ver un poco qué le pasaba a la actriz, porqué también estaba en el proceso de reeditar mi novela. Hay algo del mecanismo donde son como aves de rapiña sobre el cuerpo de una actriz, tu pelo anda por un lado, tu actuación por el otro, tu bienestar desapareció. Ahí entendí por qué mi personaje no quería más lo que estaba viviendo, por qué la única manera en la que puede relacionarse con el director de la obra es cogiéndoselo, no existe otro punto de conexión más que ese.

-En tus novelas siempre hay muchas referencias cinematográficas, ¿el cine es como una hermosa maldición que te persigue para siempre?

-Amo las películas, amo a las actrices además. El cine es amor puro...después de esta película entendí que había un poco de odio  y resentimiento también (risas). Yo sé cuanto valgo como actriz, sé cuando rindo en un set, lo que soy capaz de dar, cuanto pongo de mí en un proyecto, y después de Mía nunca más volvió a llegarme una propuesta que diga “que interesante esto, me estimula, me calienta“. Siempre eran personajes abnegados, de chicas que se prostituían, es raro encontrar un personaje que diga cosas, que tenga un debate consigo. No me gusta subirme a un escenario o pararme enfrente de la cámara y no tener nada en que perder la vida, ¿viste? En esta película yo estaba en un viaje, metida en un universo y debe haber sido difícil para el director manejar eso. Pero ¿cómo no voy a comerme un viaje si soy actriz?

“Elijo siempre caminar sobre espinas, sobre clavos o sobre vidrios rotos a que me vayan poniendo una alfombrita y digan por detrás: está gorda, está flaca, se cogió a tal”.

-La música Julieta Laso contó en Marie Claire de tu amor por Tita Merello. Hace unos días se viralizó una vieja entrevista de Tita donde decía algo muy fuera de fórmula, que su motor para ser actriz había sido el hambre. ¿Qué te fascina de ella?

-Supongo que la identificación, verla parecida a mí. Otras actrices dicen que sintieron la vocación, que Tita de como motivo el hambre es como cuando yo cuento que empecé en el teatro y me quedé ahí porque ganaba más dinero que prostituyéndome. Después con la Merello también está la envidia, las ganas de ser ella, la codicia. Codiciar un poco su historia, su talento, su voz, su sentido del humor, todo lo que hizo cuando estuvo sana y fue joven. Cómo conquistó una industria que por lo general retrata personas así pero las desprecia, como ocurre también con las travestis.

Mirá lo que ha pasado con Karla Sofía Gascón, me da la sensación de que se aprovecharon de su condición para instalar una película mediocre en festivales importantes y cuando vieron que esa persona era falible, capaz de cometer errores, la empezaron a cancelar. Primero la sacaron de la campaña de prensa, después del afiche, no la dejaron desfilar en la alfombra roja, no le pagaron el pasaje y decís ¡mirá cómo se lavan la cara con una travesti! Filmamos con una travesti, recibimos a una travesti, la primera travesti nominada a mejor actriz y después la descartan. Eso es lo que hace generalmente el cine con personajes como Tita Merello, como yo y otras tantas que han pasado.

-¿Tita sigue vigente porque se inmolaba actuando?

-Tita decía que cuando lloraba en el teatro escuchaba como se abrían los monederos del público para secarse las lágrimas, porque ella lloraba en serio, no de mentira. Esa es una técnica, una forma de entregarse a la actuación, vos podés dejar abiertos los ojos hasta que de la propia sequedad ocular se te caiga una lágrima o podés estar triste en serio aunque eso te destruya. Yo prefiero destruirme antes que tener técnicas de socorro.

Camila Sosa Villada
Trench de cuero (Sadaels) y aros de resina de cuero (Fahoma).

-¿Qué es peor, algo como lo que le pasó a Karla Sofía Gascón o esa condescencia disfrazada de bondad con la que muchas veces se habla de las travestis?

-La condescencia. Yo elijo siempre caminar sobre espinas, sobre clavos o sobre vidrios rotos a que me vayan poniendo una alfombrita y digan por detrás: está gorda, está flaca, se cogió a tal. Prefiero que las cosas sean de frente, porque además la gente se piensa que una es tonta. Los tipos por lo general piensan que el boludeo es más fácil de lo que es en realidad y una está traducida a 25 idiomas, un poco por suerte y otro poco porque algo hizo. Una no está ahí solamente porque sí, porque el destino lo quiso o porque como decías hace un rato si lo sueñas sucede (risas). Bueno, soy difícil de maltratar.

-Hay como una ilusión de que existe otro lado al que va a llegar  cuando consigas guita, cuando tengas el laburo ideal, cuando viajes. Y me parece que para las travestis, más allá de algunos derechos ganados, el otro lado es solo una trampa.¿Vos cómo lo ves?

-Me da la sensación de que no hay reparación y eso es tremendo, terrible. Veía una entrevista a la Trachyn (la activista Julieta González) que había subido el Archivo de la Memoria Trans, ella fue sobreviviente de la dictadura, estuvo en una fosa en el Pozo de Banfield. También vi a María Belén Correa diciendo que los sobrevivientes contaban que nacían chicos en esos campos de concentración, que los autos llegaban con detenidos y que nunca se preguntaban quienes limpiaban esos coches o los cuartos donde nacían los bebés. Las que hacían esas tareas eran las travestis, simplemente porque a las travas no les creía nadie. La Trachyn pedía una reparación histórica, sino lo único que te queda es sobrevivir gracias al bolsón de alimentos que te da alguna organización. De eso no se habla, solo se dice la primera travesti nominada a los Oscar, se dice va a salir otro libro de Camila y  Flor de la V tiene su programa. Pero en verdad las chicas tienen que seguir parándose en una esquina y laburando en un departamento, si los derechos no vienen acompañados de una materialización comprobable continúa todo igual.

“Solo se habla de la primera travesti nominada a los Oscar, que va a salir otro libro de Camila y que Flor de la V tiene su programa. Pero las chicas tienen que seguir parándose en una esquina y laburando en un departamento”.

-¿Hay una materialización posible?

-Mirá, el otro día estaba tejiendo con un chongo y me dice “podríamos hacer un trío alguna vez”. Le pregunté si no tenía un amigo que se enganchara y me contestó “no, porque esto no lo cuento, no lo sabe nadie“. ¡Ay, pero que estimulante! (risas) ¡Que erótico que me digas como tenés vergüenza de mí, que te cogés a alguien que te avergüenza! ¿Ves lo que hace el amor? Si él me amara no sentiría vergüenza, entonces sería más jodido para él poner un límite. Yo pensaba, que fuerte tener que estar escuchando todo esto, las cosas no cambiaron tanto.

-Lo decís en la novela, ya no nacen más Urdapilletas ni más Lorcas. No sé que está pasando…

-Pasa que nos asimilaron, que comenzamos a gastar dinero, que empezamos a significar consumo y no peligro. Yo prefiero que vuelvan a tenerme miedo. Yo elijo ser la trava que asusta como dice Capusotto. 

 

Fotos: Lucas Ricci.
Estilismo y Dirección Creativa: Gastón Olmos.

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